El conjunto se ubica en terreno que fue parte de las afueras de la ciudad de Orizaba, donde se encontraba una huerta familiar a las faldas de las montañas. La ciudad creció y permitió desarrollar este proyecto en un solar en medio de un valle cruzado por ríos y rodeado de un magnífico paisaje montañoso.

Sobre un terreno de 98,000 m² se concibió un desarrollo para alojar tiendas departamentales, cines, restaurantes y lugares de entretenimiento distribuidos en dos niveles con estacionamiento en superficie.

Éstos se comunican con escaleras eléctricas y elevadores, cuyo remate vertical es una cubierta flotada que ilumina el espacio con luz natural que por la escala de su apertura, permite vistas lejanas al cielo y las montañas verdes que rodean al proyecto provocando que sean parte integral del carácter de este espacio interior.

El recorrido por el pasillo comercial tiene forma de línea ondulada, con su principio en la tienda departamental y final en los cines y una gran cristalera con el remate de la las montañas que será la conexión con la futura ampliación.

En la fachada principal destaca la terraza del food court que actúa como un abocinamiento del espacio interior para tener una relación directa con el exterior, enfatizando las vistas del valle.

La envolvente del edificio está hecha en tonos blancos con detalles grises y en el cuerpo de los cines una graduación de grises a blancos, esta secuencia visual entre ambos tonos enfatiza la linealidad del edificio.