El concepto buscado era representar un ambiente oriental, pero contemporáneo y dinámico.
Esto se refleja desde la fachada del restaurante hacia el pasillo del centro comercial, aquí a la vez que se acentúa la horizontalidad, se genera una relación controlada entre los usuarios y el exterior, a través de un louver formado de elementos de madera que rematan por un lado, con una gran puerta de cristal que marca el acceso y por otro con grandes placas de cristal que al girar dan ambiente de terraza a uno de los espacios interiores.
Ya entrado al lugar un muro diagonal nos remite al color del pato laqueado de la cocina china y a su vez aparece un espejo de agua que sirve para dividir y ambientar el espacio entre la zona de espera y el salón.
Por otro lado, el salón esta circundado por una membrana de cristales que se intercalan con ideogramas orientales sobre tela, mientras que los cristales cuentan con una iluminación posterior que cambia de color logrando dar distintos matices que generan un espacio metamórfico y que da la sensación de que existe un exterior.
El salón cuenta con desniveles para cuantificar el espacio y un plafón ondulado al centro que da movimiento.