El proyecto se ubica dentro del Museo Nacional de Antropología, uno de los museos más importantes de la Ciudad de México y con un enorme valor arquitectónico. Se trata de un local de forma trapezoidal en el vestíbulo principal del museo, cuyo concepto gira en torno a la arqueología.
La intervención es totalmente respetuosa con el vestíbulo del edificio, no alterándolo en ninguna manera ya que el volumen se maneja como un objeto.
El espacio está confinado por muros de cristal con inclinación en distintos ángulos, enfatizando la intensión de ser un objeto escultórico.
El espacio interior está conformado por repisas de doble exhibición en todo su perímetro, la cara posterior del objeto es un bloque de cristal negro que almacena libros, el resto de la exhibición se hace con muebles aislados, con materiales nobles y sofisticados todos flotados sobre un piso de cristal con glifos náhuatl que dejan ver al fondo una cama de grava de piedra volcánica.